El 7 de mayo de 1919 nacía en Los
Toldos, María Eva Duarte de Perón, conocida como “Evita” fue quién con su
inconmensurable amor por los desposeídos, su apasionada lucha por la justicia
social y su coraje para enfrentar a los dueños del poder cambió definitivamente
la Argentina.
Una vida corta y refulgente la convirtieron en
un mito; un mito que en ocasiones vela la real y concreta dimensión de su
militancia.
Como mujer de la política, no puedo dejar de
reconocer el rol determinante de Evita en la cuestión del voto femenino. Esta
reivindicación que comenzó a principios de siglo con el movimiento feminista y
se mantuvo hasta la década del 40. El 26 de julio de 1945, en un acto celebrado
en el Congreso, Perón expresó su apoyo a la iniciativa, sin embargo, la
iniciativa no prosperó ya que la Asamblea Nacional de Mujeres, presidida por
Victoria Ocampo, resolvió rechazar el voto otorgado por un gobierno de facto.
El 26 de julio de 1946, en su
primer mensaje al Congreso, el ahora presidente Perón, volvió a lanzar la
iniciativa e inmediatamente Evita inició la campaña. Reunió legisladores,
recibió delegaciones de mujeres todo el país, convocó a la participación a
través de la radio y de la prensa. Así, se realizaron asambleas, se publicaron
manifiestos y grupos de trabajadoras salieron a la calle a reclamar por la ley.
En poco tiempo, las mujeres reconocieron a Evita como su portavoz. Comenzaron
las labores parlamentarias y a poco de su regreso de su viaje a Europa, el 23
de setiembre de 1947, en un acto en la Plaza de Mayo auspiciado por la CGT,
Perón entregó a Evita una copia de la ley del Voto Femenino –Ley 13.010, en
reconocimiento a su lucha a favor de los derechos de la mujer.
Ese día Evita debutó en el balcón
de la Casa Rosada ante la multitud. Comenzaba a sonar, estridente y metalizada
por los altavoces, aquella voz enérgica que quedaría para siempre en el
recuerdo de todos los argentinos, los que la amaban y los que la odiaban.
Aquella voz inconfundible dijo entonces:
Mujeres de mi patria…. Recibo en este instante, de manos del
Gobierno de la Nación, la ley que consagra nuestros derechos cívicos. Y la
recibo ante vosotras, con la certeza de que lo hago, en nombre y representación
de todas las mujeres argentinas. Sintiendo, jubilosamente, que me tiemblan las
manos al contacto del laurel que proclama la victoria”.
Evita, fue sin dudas la mujer más
destacada de la historia política argentina. Ella denunció como pocas el lugar
de doble explotación que sufría la mujer trabajadora y conocía en carne propia
el maltrato y la discriminación de una sociedad machista y de doble moral.
Así en “ La razón de mi vida” lanza una potente
proclama feminista que marca sin duda el corazón y destino de las mujeres
peronistas, con gran sencillez y
claridad dice:
“…No se donde he leído alguna vez que en este mundo nuestro, el gran
ausente es el amor. Yo, aunque sea un poco de plagio, diré mas bien que el
mundo actual padece de una gran ausencia: La de la mujer….No estamos en ninguno de los grandes
centros que constituyen un poder en el mundo Y sin embargo estuvimos siempre en
la hora de la agonía y en todas las horas amargas de la humanidad” .
Para finalizar, recordar a María
Elena Walsh que en sus versos le dice a Evita:
“No descanses en paz,
alza los brazos,
no para el día del renunciamiento
sino para juntarte a las mujeres
con tu bandera redentora
lavada en pólvora, resucitando.”
Que emoción saber que desde tu sentimiento dedicaste esas palabras nuestra Evita
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